La recién aprobada ley “One Big Beautiful Act” causará mucha hambre en Estados Unidos.
Esta nueva ley realiza recortes históricos al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (conocido por sus siglas en inglés, SNAP), el cual brinda ayuda alimentaria a 42 millones de personas.
A lo largo de los próximos 10 años, 22.3 millones de familias perderán acceso a esta asistencia. Eso equivale aproximadamente a la población combinada de las 10 ciudades más grandes de Estados Unidos.
Más de 5 millones de familias perderán, en promedio, $150 mensuales en asistencia alimentaria, lo que aumentará los costos para la gente obrera. Para las familias más vulnerables, esa cantidad puede significar la diferencia entre pasar hambre y sobrevivir.
Los recortes a SNAP también reducirán los fondos para los programas de desayuno y almuerzo escolar, lo que dejará a cientos de miles de niños sin acceso a comidas gratuitas o a precio reducido en las escuelas.
Además, estos recortes afectarán a los empleados escolares que preparan y sirven alimentos, ya que sus puestos de trabajo dependen de estos fondos.
También se verán afectados los proveedores de cuidado infantil en el hogar, quienes podrían perder el reembolso por alimentos, dificultando su capacidad para ofrecer comidas y refrigerios a los niños que cuidan.
Aunque estos recortes no entrarán en vigor hasta 2026, algunos estados y condados ya están sonando la alarma sobre cómo sus comunidades se verán perjudicadas.
¿Quiénes saldrán ganando? Los estadounidenses más ricos. Estos recortes, junto con los recortes a Medicaid y otros programas esenciales, están financiando billones de dólares en recortes de impuestos para la gente más rica del país.