Preguntas Frecuentes sobre la Vacunación contra el Coronavirus

Sí, actualmente hay tres vacunas aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para prevenir el COVID-19: la vacuna Pfizer-BioNTech, la vacuna Moderna y la vacuna Johnson & Johnson (J&J). Estas vacunas fueron aprobadas en el marco del proceso de Autorización de Uso de Emergencia (EUA) de la FDA, que permite el despliegue de medicamentos seguros y eficaces de forma acelerada durante una emergencia de salud pública como la actual pandemia de COVID-19. La vacuna Pfizer está aprobada para personas mayores de 16 años, mientras que las vacunas Moderna y J&J están aprobadas para los mayores de 18 años. Vacunas adicionales se encuentran en estudios clínicos y podrían ser aprobadas más adelante.

Según todos los indicios, las vacunas son seguras y eficaces, y los beneficios de vacunarse por mucho sobrepasan los riesgos. Las tres vacunas aprobadas han eliminado las muertes por COVID-19 y han eliminado o reducido fuertemente el número de hospitalizaciones. También se ha demostrado que las vacunas son seguras gracias a los altos estándares establecidos para las mismas. Las vacunas aprobadas bajo el proceso de EUA son evaluadas por un panel independiente de expertos que sigue estándares rigurosos de seguridad y efectividad establecidos por la FDA. La FDA revisó los datos de seguridad de dos meses al conceder la EUA, que es el período en el que normalmente saldrían a la luz los problemas relacionados con la seguridad de la vacuna. Unas 75,000 personas han participado en los estudios clínicos de los cinco principales candidatos a vacuna, y más de 347 millones de dosis de la vacuna se han administrado en los Estados Unidos. Los efectos secundarios serios son extremadamente raros.

Las personas que se han vacunado han informado de efectos secundarios leves y temporales, como dolor en el lugar de la inyección, fatiga y, algunas veces, fiebre, dolor de cabeza o dolor en los músculos y las articulaciones. Cuando se producen, estos efectos secundarios suelen desaparecer en un par de días. Los participantes informan que los efectos secundarios son más pronunciados después de la segunda inyección. Estos son efectos secundarios comunes a todas las vacunas e indican que el sistema inmunológico del cuerpo está desarrollando protecciones contra el virus.

En casos raros, personas con alergias graves han experimentado reacciones anafilácticas a la vacuna. Esos individuos fueron tratados y se recuperaron. Los protocolos de administración de vacunas exigen observar a los receptores después de la inyección y tratarlos si se produce una reacción alérgica. Los expertos en salud recomiendan que las personas que informen sobre alergias no relacionadas con las vacunas se sometan a una prueba de alergia cutánea antes de recibir la vacuna, y las personas que tengan alergias graves a vacunas, medicamentos o alimentos no deben vacunarse en este momento.

La FDA agregó una advertencia a la vacuna de Johnson & Johnson sobre un efecto secundario poco común que se llama síndrome Guillain-Barré. Unos 100 casos han sido reportados de aproximadamente 12,8 millones de vacunas J&J que han sido administradas hasta la fecha. Previamente la vacuna J&J fue pausada temporalmente para investigar casos extremadamente raros de coágulos de sangre. Es importante destacar que el riesgo de sufrir efectos secundarios graves después de cualquier vacuna de COVID-19 es extremadamente bajo, y mucho más bajo que las complicaciones de la enfermedad misma. El riesgo de desarrollar coágulos de sangre, por ejemplo, es mucho más alto entre la gente que se contagia de COVID-19 que entre quienes reciben la vacuna J&J.

Los expertos en salud pública insisten en que se debe optar por la primera vacuna que le sea disponible. Existen percepciones erróneas entre miembros del público de que la vacuna Johnson & Johnson no es tan buena como las Pfizer y Moderna. La realidad es que en los ensayos la vacuna J&J resultó altamente efectiva, eliminando las muertes por COVID-19 y eliminando casos que requieran hospitalización. Y la vacuna J&J es de una dosis, lo cual elimina la necesidad de agendar una segunda visita semanas después como en el caso de las vacunas Pfizer y Moderna. La FDA ha explicado que es imposible comparar la efectividad de las diferentes vacunas ya que éstas no fueron ensayadas en estudios clínicos comparativos. La vacuna J&J fue ensayada en diferentes lugares y diferentes periodos de tiempo que las otras, y también contra nuevas variantes del virus que son más transmisibles.

El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, afirma que la vacuna J&J, “no es la vacuna más débil”, y agrega, “Las tres son en realidad muy buenas, y la gente debería recibir la que se encuentre más disponible…. Si vas a un lugar y tienen la J&J y esa es la que está disponible en ese momento, yo la tomaría. Yo personalmente haría eso. Pienso que las personas deben vacunarse lo más rápido y diligentemente que sea posible”.

La variante delta es una mutación del coronavirus que ocurre naturalmente y que es más infecciosa y se contagia más fácilmente que el virus original. Los exámenes de laboratorio indican que la variante delta infecta a la gente con una carga viral más alta, hasta mil veces más que el virus original, lo cual quiere decir que las personas contagiadas exhalan más virus y contagian más fácilmente a los demás. La gente infectada con la variante delta también tiene mayor probabilidad de ser hospitalizada. La variante delta es responsable de más del 80% de los nuevos casos de COVID-19 en los Estados Unidos.

Sí. Las vacunas de COVID-19 son extremadamente efectivas en proteger a personas completamente vacunadas de contagiarse del virus y pasárselo a otros, incluyendo la variante delta. Pero para estar protegido es importante que esté completamente vacunado(a). Las vacunas son ligeramente menos efectivas en prevenir COVID-19 de la variante delta, pero siguen siendo altamente efectivas en prevenir la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte. Un estudio del New England Journal of Medicine que fue publicado en julio indica que la vacuna Pfizer es 88% efectiva en prevenir la enfermedad sintomática de la variante delta.

Dado que ninguna vacuna es 100% efectiva en prevenir la enfermedad, existe un pequeño porcentaje de gente completamente vacunada que se enferma, es hospitalizada o muere de COVID-19. El Dr. Fauci ha explicado que los casos posvacunación de gente completamente vacunada son inevitables, pero enfatizó que más del 99% de quienes murieron de COVID-19 en junio no estaban vacunados.

Sí, las vacunas se probaron en diversas poblaciones y se comprobó que eran seguras y eficaces. Muchos afroamericanos se muestran justificadamente cautelosos con el sistema médico, debido al legado histórico de racismo en el cuidado de la salud, que incluye la realización de experimentos médicos no éticos en personas afroamericanas, el robo de sus propiedades biológicas con fines de lucro y la falta de atención a sus necesidades de salud. Sin embargo, es especialmente crítico que las personas afroamericanas, latinas y nativas americanas reciban la vacuna porque muchos trabajan en empleos que los ponen en un riesgo adicional de contraer el virus y porque estos grupos corren un mayor riesgo de muerte y de enfermedad grave a causa del coronavirus.

No. Es imposible contraer COVID-19 de cualquiera de las vacunas ya que ninguna de ellas contiene ningún virus vivo. En cambio, las vacunas instruyen a sus células para que produzcan las “proteínas de pico” del coronavirus, ayudando a su sistema inmunológico a aprender a reconocer y combatir el virus que causa COVID-19 si usted está infectado. Sin embargo, es importante recordar que su cuerpo se demora dos semanas después de la vacuna en producir inmunidad completa, y es posible contraer el virus durante ese tiempo.

Los expertos en salud pública recomiendan que las personas que ya hayan contraído el COVID-19 se vacunen porque no está claro cuánto tiempo las personas conservan la inmunidad natural después de recuperarse de la enfermedad. Los expertos aconsejan esperar 90 días después de su diagnóstico antes de recibir la vacuna. Los estudios clínicos de vacunas con participantes que se han recuperado de COVID-19 muestran que la vacuna es segura en quienes habían estado previamente infectados.

Debido a un aumento en los contagios por la variante delta, los CDC ahora recomiendan que personas completamente vacunadas:

• Deben ponerse mascarilla en lugares públicos cerrados en áreas con transmisión aérea del virus que se considere alta o considerable. Esto significa los condados con 50 o más casos por cada 100 mil habitantes en los últimos siete días o con un 8% o más de índice de positividad en los exámenes de COVID-19. El día de hoy, 2.043 condados de 3.219 en total están clasificados con transmisión alta o considerable. Estos condados están concentrados en el Sur, en la región baja del Medio Oeste y en el Occidente montañoso. Las personas completamente vacunadas pueden elegir ponerse mascarilla sin tomar en cuenta los niveles de contagio en la comunidad, especialmente si ellos o alguien en su hogar tiene un sistema inmune débil o corre un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave.
• Todavía pueden ir sin mascarilla al aire libre. Las personas completamente vacunadas pueden elegir ponerse mascarilla en lugares al aire libre con mucha gente si ellos o alguien en su hogar tiene un sistema inmune débil o corren un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave.
• Deben ponerse mascarilla en el interior de las escuelas, incluyendo todos los empleados escolares, estudiantes y visitantes.
• Deben de ponerse mascarilla en lugares públicos cerrados por hasta 14 días o hasta que reciban un examen negativo luego de estar expuestos a alguien con COVID-19. La persona debe hacerse el examen desde tres a cinco días después de estar expuesta.

Los CDC constantemente revisan los datos científicos para actualizar las medidas de salud pública recomendadas. La gente debe de seguir observando las directivas de salud pública emitidas por las autoridades estatales y locales. Los oficiales regularmente revisan estas directivas basándose en la orientación proporcionada por los CDC así como las tasas de infección en cada comunidad.

El uso de las mascarillas sigue siendo una de las medidas más efectivas que la gente puede tomar para protegerse a sí mismos de la infección y para prevenir el contagio de COVID-19. Los oficiales locales y estatales establecen las políticas basándose en las condiciones locales, incluyendo tasas de vacunación y contagio. En donde hay tasas de vacunación menores y tasas de contagio mayores, o en donde persisten disparidades entre grupos de la población, los oficiales podrían reestablecer los requisitos del uso de mascarilla – por ejemplo, en lugares cerrados – con el objetivo de prevenir el contagio del virus y proteger a la gente que no está vacunada o no ha podido vacunarse.

La mayoría de los analistas legales están de acuerdo que los empleadores pueden requerir que sus empleados se vacunen. Los empleados que trabajan con contrato sindical pueden negociar sobre los impactos de un requerimiento, y AFSCME motiva a los miembros de la unión a que negocien para asegurar que son tratados justamente. Los trabajadores con una discapacidad o una condición de salud pueden solicitar una exención del mandato bajo la Ley para Personas con Discapacidades, y los empleados con objeciones religiosas tienen derecho a rechazar las vacunas bajo la protección de la EEOC. Sin embargo, estos derechos son limitados si el empleador puede demostrar que la negativa de un trabajador a vacunarse supone una carga excesiva o una amenaza directa en el lugar de trabajo. A nivel estatal, legisladores en 45 estados han propuesto prohibir o limitar que los empleadores obliguen a sus empleados a vacunarse y se han firmado medidas en siete estados hasta ahora.